Una clase de liderazgo en la Puerta 11.
La puerta 11 del aeropuerto Simón Bolívar, es la
concentración de las personas que necesitan conectar sus aparatos
tecnológicos, dado que ese espacio es patrocinado
por una gran compañía, hay varios TV,
una pantalla gigante, mesas con la posibilidad de conectarse y una pared repleta de tomas corrientes. ¡Allí se dio la clase!
En medio del aislamiento de los presentes, cada uno con sus equipos electrónicos, mis
vecinos del asiento del frente sostienen
una conversación, que escuché “sin querer queriendo”. Me atrevo a comentarla
porque fue una sabia lección de liderazgo.
Infiero que se daba entre un nuevo productor de
seguros y un gerente (experimentado). Reflexionaban sobre lo ocurrido con un
cliente que se puso “difícil”; se negaba a seguir pagando las pólizas y no
quería seguir la relación comercial. La responsabilidad recaía sobre un error
cometido por el nuevo productor.
El Gerente se cuido de emitir juicios de valor sobre el
productor, se dedico a preguntarle una y
otra vez sobre diferentes aspectos de la gestión de ventas, sobre el entrenamiento previo que se le había dado y,
sobre su opinión acerca del cliente. El vendedor respondía cada pregunta con
cuidado, pensaba la respuesta, como evitando equivocarse.
Llego el momento de oro, el productor preguntó y comentó de la siguiente manera:
- ¿Cómo hizo usted para recuperar ese cliente?... yo lo
daba por perdido y me daba por botado.
Una pausa, y el gerente responde:
- Botarte no habría
ayudado a recuperar el cliente, y para
recuperarlo, le ofrecí lo mejor que tenía en ese momento: mi palabra.
En ese punto
de la conversación estuve tentado
aplaudirlos de pie, se estaba dando delante de mis ojos una
clase de liderazgo, que seguro quedará en la memoria de ese profesional por
mucho tiempo.
El poder de la
palabra
Los líderes tienen el gran poder de influir y hacerlo de
muchas maneras, diferentes autores han
escrito sobre el tema de la influencia y el liderazgo, incluso hay quienes resumen liderazgo afirmando que:
“liderar es influir”; de manera que sobre este tema hay mucho material para
aprender. Pero quiero resaltar y
relacionar, la respuesta del gerente en cuestión; yo al escucharla reflexioné con profundidad, y me
di cuenta que esa contestación enmarca todo (o
casi todo) lo necesario para usar la influencia.
“Botarte no
habría ayudado a recuperar el cliente, y
para recuperarlo, le ofrecí lo mejor que tenía en ese momento: mi palabra.”
Aquí se resume el
respeto por el otro, y no sólo por el cliente, sino por el productor que
cometió una equivocación; se hace presente la congruencia del gerente como líder, sobre la base de su
credibilidad para generar confianza;
muestra su respaldo a la empresa que
representa, y confía con claridad que será amparado por la misma. Para dar la
palabra responsablemente, se requiere confianza en sí mismo, seguridad de poder
cumplir con la petición, haber escuchado
con claridad la necesidad de la otra parte,
y tener el propósito de
servir.
Consigo que un buen líder que busca influir y contar con un equipo de personas que le
acompañen, debe esmerarse en atenderlos como clientes o colaboradores, tener el
respaldo moral que lo soporte, y eso hará que su palabra sea un
sello de garantía indiscutible.
Liderar desde el valor del cumplimiento de la palabra,
es una estrategia que siempre funciona, a veces, muchos políticos-partidistas
la usan de manera irresponsable, y más temprano que tarde, quienes le siguen se
dan cuenta que fue un acto de manipulación, y por esa razón ponen distancia y dejan de
seguirlo. Esto muestra que la gente busca y
cree sólo en líderes que cumplen con la palabra.
Quiero dejarte en este momento una pregunta a ti que sirves
como líder, gerente, jefe o supervisor: ¿Tiene tu palabra el poder moral para
influir?
Hay una frase del filósofo y mejor maestro de los
últimos tiempos Paulo Freire, que sirve como un corolario perfecto para la
reflexión anterior, al texto dice: “No
hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y
reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera
sea transformar el mundo.”
Amancio
E. Ojeda Saavedra
@amanciojeda
www.amanciojeda.com
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