Vuelva a la moral

Sentado Alonso con sus amigos en el café de la esquina Constitución con la Av. 9, sitio cuyo nombre es casi una quimera “Vuelva a la moral”, disfrutaba de la transmisión del béisbol, la cerveza helada y, la buena conversa de los temas que se tropiezan en las mentes y realidades de sus contertulios. 

Sabiendo que los dictadores se fueron con el botín y los de relevo vienen por su cuota parte, el tema del día es: saber quién se atreverá a desafiar a esos que aspiran el poder. Alguien tiene que hacerse cargo de acomodar esto. 

Alonso que vive la realidad y usando el béisbol como metáfora explica la solución, de eso él sabe, porque dirige una fundación de jóvenes que trae de la calle y, los rehabilita usando el deporte, la educación, el trabajo y el servicio comunitario. 

Ahora las miradas lo señalan como “la opción”. Él no le da cabida a esa idea, no se siente preparado, es mucho compromiso y su vocación está en hacer de los jóvenes “Ciudadanos grandes ligas”. 

Yuri, su mejor amigo, le prepara una celada, y un día de clases de “Formación ciudadana” llegó con la familia de Alonso y otros compañeros, y entre todos e incluyendo los jóvenes lo convencen. Yuri se compromete a ser su “conciencia de liderazgo” para que no se desvíe y caiga en las garras de la política-partidista. 

Los roedores están haciendo sus planes; es ahora o nunca, un torbellino de ideas y miedos pasan por su cabeza, sabe que debe actuar; Alonso alza su voz, y quienes lo escuchan por primera vez quedan sorprendidos del poder de su propuesta y la coherencia. 

Comienza la campaña, los independientes se le unen, la estructura de los partidos ortodoxos afilan sus cuchillos y salen por él, buscaran entre las piedras algo que lo manche, la vieja política sólo sabe ganar escupiendo al contrario y usando el populismo. 

Se unen los sobrevivientes más inmorales del antiguo régimen y los traidores que se han vendido por migajas, al sonido del gong lo atacan por todos los flancos. Se meten con la moral de su esposa Laura y su hija Teresa, lo acusan de pedofilia, le inventan una lista de injurias que están en la receta tradicional de la política-partidista. 

Alonso siente que el mundo se le cae, sabe que no hay nada más vil que toquen lo intocable: la familia; así que toma una pausa y escucha su consciencia, se sube en la verdad y da la cara a sus seguidores, su defensa son los hechos; establece acuerdos con quienes tienen su misma altura moral y deseo de servir, y ahora más que nunca su norte es la reconstitución de los principios humanos basados en: vida, fe, justicia, desarrollo, trabajo, honestidad y libertad. 

Alonso actuó sin usar las bajezas de la política-partidista, y aunque en los medios se diga otra cosa, la legión crece. Ahora solo resta esperar. 

Sentado en el mismo café la TV transmite un juego de béisbol, la cerveza está helada, las risas pululan y la conversación permite recordar el origen y objetivo que justifica semejante cruzada. 

Un adversario rompe el hechizo del momento, usa consignas, insulta y desafía a Alonso, él lo mira con compasión y sabe por el lenguaje quien lo mandó, así que con lo aprendido le dice: Ve a tu casa y cuenta las mentiras que te han dicho en tu partido y que te han hecho repetir, si son menos que las que me están inventando a mí, prometo ir contigo a confesarme, iremos los dos, tu te exculpas por haberles creído tanto y yo por no haberte mostrado la verdad. 

Llegó el día, la ansiedad y la esperanza son las constantes emocionales; Alonso tiene la certeza de haber hecho lo necesario y que los resultados dirán que hizo la tarea de un maestro: despertar la consciencia para que eleven su voz... 


@amanciojeda

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