Siete casos... un coach.

Siete casos... un coach.

Fernando Fuerza: Experto, estructurado, logra las metas, maneja un equipo que siente admiración por su capacidad de trabajo y, odio por las formas en que los trata. Él sabe de esta dualidad emocional que siente la gente hacia él, y no sabe como cambiar el rechazo que genera.   

Paola Cima: Competitiva, lucha por un puesto directivo en la empresa, paga el costo de perder espacios de su vida personal y familiar, incluso su esencia femenina; ella se creyó el cuento que tenía que ir luchar en un mundo de hombres, como lo hacen los hombres. Cuando se da cuenta de “la factura que tuvo que pagar” se siente perdida, no quiere seguir reconociéndose en esa persona que no es exactamente ella.

Diego Absoluto: Un incomprendido pensador con grandes ideas y, de buenas competencias técnicas, siempre tiene una respuesta racional a todo; él intenta hacerlo bien pero sin explicación todo le sale mal, todo lo que dice o hace es mal interpretado, la gente duda de su buena intención. Sobrevive al sistema y se siente estancado.   

Barbara Bravo: Ha cruzado el mundo a punta de sacrificio y rectitud, se empeña en la perfección, tiende a decir su verdad a quien sea sin titubear. Para sobrevivir desarrolló un temperamento volátil, no le acepta bromas a nadie, ella vive en la creencia que: las cosas o son serias o no son.  Entendió que el mundo es distinto y que hay matices; y a pesar de sus esfuerzos por acercarse a la gente de manera amigable, su fama no le abandona, la gente no cree en su cambio.

Máximo El Grande: Goza de un egocentrismo enorme disfrazado con un lenguaje de humildad y sencillez; lo acompañan los resultados, todo lo hace bien, es un super-heroe, su mayor pecado: ser perfecto. Como líder no deja que nadie crezca a su lado, no lo hace con mala intención, sólo que su carácter lo invita a proteger a todos haciéndose cargo de las cosas.

Magdalena Rios: Su frase preferida es: Aunque hay oportunidades de crecimiento en la empresa, no me las dan; es buena gente, complaciente, amiga de todos, la opinión sobre ella es positiva en cuanto a lo relacional; siempre anda atrasada en su  trabajo por estar ayudando a otros, le aterra decir “no”, y así, entre quejas y llanto, como agua en el sumidero se le van las oportunidades.  

Franco Ido: Tiene que dejar de hacer lo que hace,  la rutina lo cansa, ya todo lo es indiferente, siente que cumplió un ciclo y debe abandonar el barco, pero no sabe para donde nadar si salta al agua; en el fondo sabe que está llamado para servir de otra manera pero, no puede distinguir con claridad cual es su propósito de vida.

¿Con cuál te identificas?

Estos personajes resumen los perfiles de la mayoría de las personas, que me han dado la oportunidad de servirles a los largo de estos últimos 15 años, desde que me certifiqué por primera vez como coach; no trato de hacer ninguna tipificación, ni  mostrar arquetipos psicológicos, sólo mostrar una pincelada de las personalidades con las que me he topado y, desde mi rol he podido ayudar a mejorar sus vidas y sus liderazgos.  

Ninguno de ellos estaba dañado, todos se desplazaron a su ritmo y convicción sobre sus decisiones;  para mí, todos, fueron una oportunidad de oro para aprender y para construir mis certezas sobre, la capacidad de que las personas pueden expandir su liderazgo, si comprenden que la vía más expedita es: trabajar con ellos mismo.

Tengo con la vida y con mis clientes gratitud, porque me confiaron sus luces y sombras, miedos y fortalezas, esencia y alma, para que desde el balcón de mis ojos y la puerta que se abre desde mis preguntas, partieran a su manera a ser mejores seres.  

Amancio Ojeda Saavedra
@amanciojeda

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