¿A qué lugar perteneces?

Aurora Saavedra Peña, junto a mi familia,
el día de su partida de Maracaibo a Panamá
(27-12-2015). 
De mi padre aprendí el amor por las letras, la música y la poesía; me enseñó el gusto por la buena mesa; la importancia del desarrollo profesional; él amaba dirigir y era un pavo real para mostrar sus logros; dada su creatividad tenia la cabeza desbordada de proyectos que desea emprender, incluso en medio de una enfermedad que lo limitaba y que terminó siendo su nave transportadora para viajar a otro plano.   


De mi madre aprendo el servir sin interés, es el ejemplo más grande de poseer la disposición de ayudar a otros; me muestra como vivir maduramente, a tener paciencia, templanza, dulzura, balance del ego, la espiritualidad sin fanatismo, y como es que se escucha a la intuición; es una líder que sabe crear nido y sabe cuando volar para un mejor vivir.    

Luego de casi 4 años de ausencia del país que la vio nacer y desarrollarse, volvió a Maracaibo, a su casa, a encontrarse con sus raíces, con sus otros afectos, con su esencia, y sobre todo con el lugar al que pertenece.

Lo que ha vivido y como lo ha vivido me deja un aprendizaje mayúsculo, ha sido un repique de tamboras para mí, me ha hecho estremecer algunas creencias que hoy puedo poner en tela de juicio.

Cuando hago coaching suelo preguntar: ¿A qué lugar perteneces? Nunca antes este cuestionamiento había tenido tanto sentido, dado que sin hacerle la pregunta a mi madre, su determinación por regresar a seguir sirviendo responde por ella. Ese lugar al que le entrega su servicio y donde nada como pez en el agua, hoy vive el cataclismo de estar arruinado, gracias a un grupo de miserables que ostentan el poder, a pesar de ello, la vocación la llama con la fuerza de dos amantes adolescentes, que sin importar los obstáculos y condiciones se entregan sin límites.  

Donde liderar   
Lo líderes tienen que aprender a identificar en el área donde harán la diferencia y el espacio geográfico que requiere su servicio, ese lugar tiene estrecha vinculación con la historia, carácter, y esencia del líder, y estas 3 cosas son más importantes que la comodidad, los recursos, y el tamaño del mundo donde se está o puede estar.

Decidir a que lugar se pertenece puede parecer sencillo, el ímpetu y las ganas pueden ser un espejismo que sobre-dimensione las capacidades y las posibilidades de influir con fluidez y armonía; por esto, hay  que ser muy honesto en el estar, maduro al responderse, y sabio para distinguir a donde pertenecer.  

Las señales para entender cual es “el lugar al que se pertenece” tienen que ver con vincular la misión personal y decisión de servir, con un lugar que no  necesariamente es cómodo pero si inspirador; donde la visión tiene oportunidad, alcance y expansión; y donde aunque la propuesta pueda ser rechazada el líder se siente acogido. También el indicador para saber que no perteneces o dejaste de pertenecer a ese lugar es, cuando inviertes más tiempo en pensar como salir que como quedarte.      

Cuando un líder sabe a que lugar pertenece la sonrisa se ensancha, los ojos brillan, la piel rejuvenece, la energía entra en el cuerpo, la ganas de servir hacen que los pies se muevan, las oportunidades titilan para dejarse ver, el corazón danza como buganvilias, lo vivido se vuelve un anecdotario de gratitudes, y el mundo (interno) se recompone.

A la que salió de Trujillo y la adoptó el Zulia; que canta con sus pacientes; que honra sus orígenes; que educa, impulsa, consciente, ama y une a su familia; a esa mujer de la mano extendida para ayudar a otros; a ella hoy me corresponde decirle: ¡Gracias! por en cada elección suya hay para mí una lección por aprender.        


Amancio Ojeda Saavedra
@amanciojeda
  

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