¿Quién le dio la licencia a un Venezolano, de acabar con la vida de otro Venezolano?

En mi derecho como Venezolano, y como promotor de un país que aprenda a convivir a en armonía, siento el llamado de escribir sobre lo ocurrido el pasado 12 de Febrero, fecha que se recuerda por la gallardía de la juventud Venezolana que luchó  por un país mejor.

Quienes en días resientes dejaron familias huérfanas de uno de sus miembros, por participar en una marcha, eran Venezolanos;  quienes dispararon (se presume) son  Venezolanos; los heridos nacieron en esta tierra; quienes tenían que protegerse corriendo y metiéndose en cualquier parte para no ser atrapados por un perdigón, una bocanada de gas lacrimógeno o una bala, también son hijos de un país llamado Venezuela. ¿Quién le dio la licencia a un Venezolano, de acabar con la vida de otro Venezolano?

Todos quienes residen en este país, debemos pedirle perdón a los familiares afectados por los lamentables hechos, ya que aun no hemos aprendido a convivir en paz; perdónennos ustedes (familiares de las victimas) por tener esa tarea pendiente, por no haber aprendido  esa lección; ojala que el coraje de estos seres que hoy  no están con nosotros, sirva para iluminar las mentes y los corazones de todos, y  comprendamos que la paz comienza con nosotros.

Confusión, desinformación, miedo, bloque de medios de comunicación, culpas iban y venían, acusaciones destempladas e infelices, familias llorando, instalaciones destruidas, represión, la muerte acostada en calles y aceras, las miserias humanas a flor de  piel haciendo estragos; si esto  no  es la barbarie del siglo XXI ¿Cómo podemos llamarlo? 

Rechazo de manera profunda el liderazgo político del país que nos conduce a estas encrucijadas miserables, me niego  a creer y mucho menos a seguir a líderes que no  tienen como principio el  respeto a la vida y la paz, y más allá, a los que creen que la paz se logra con la guerra violenta. Los que planearon y  se prestaron para ser actores de esas emboscadas llenas de odio y muerte, entiendan que mancharon la bandera del país, y  sus conciencias, sus noches ya no serán las mismas.

A los Venezolanos y  todos los que habitamos este país, dejemos de mostrar nuestro peor lado; los cambios que el país requiere comienzan por tener unos ciudadanos que comprendan que la paz no  es una utopía, muy por el contrario, es un estado de conciencia personal que se muestra en nuestros principios, valores y comportamientos, comenzando por la aceptación del otro, por ser nobles y humanitarios, y  por mostrar con hechos que el racismos de cualquier índole es solo una fantasía que nos creamos para interpretar el mundo, y  tengamos que más allá de las diferencias que nos separan hay valores que nos unen.


Que la sindéresis nos acompañe.         

Amancio E. Ojeda Saavedra
@amanciojeda

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