Influenciar sin popularidad

Venezuela acaba de despedir a una mente brillante, a un pensador radical, a un político que más que popular fue influyente: Teodoro Petkoff (Q.E.P.D.). Fue un líder político que su discurso era usado por otros más populares,  que se aplacaban en su modelo de pensamiento - de manera superficial -   sin reconocer el hombre que estaba detrás de esas ideas.

Quizás porque mi padre me contó sus anécdotas cuando juntos militaban en el MAS; quizás porque cuando tomé consciencia política él era gobierno (junto al Presidente Caldera), y mostraba con frecuencia sus ideas con contundencia, y eso me gusta; o quizás, porque su estilo era un enigma para los que indagamos en el tema “Liderazgo”, es que Teodoro se convirtió para mí en una figura compleja de descifrar, con un pensamiento denso, y un mensaje fácil de entender.

Una de las cosas que ocurría con este pensador inteligente, es que cuando “Tal Cual” estaba en pleno ascenso como medio de comunicación, Teodoro emitía el editorial del día a través de un vídeo, corto pero sustancioso, y luego, en los círculos de conversación se hablaba sobre la opinión de él, la cual parecía una verdad de perogullo, que hasta ese momento había sido obviada por todos; horas más tarde, en los noticieros meridianos o en las redes sociales de ese momento, se veía o leía a un político de moda decir lo mismo que opinaba Teodoro, con otras palabras más rebuscadas. Esta escena se repetía con frecuencia.

Lecciones que dejó
Sin temor a equivocación Teodoro Petkoff dejó un legado más allá de su lucha política y, su obra intelectual expresada en sus publicaciones; también dejó lecciones que deben ser bien interpretadas y practicadas por los líderes políticos, sociales, empresariales o de cualquier índole. Entre ellas:

Evolución a tiempo: El líder debe estar en constante trabajo de transformación personal y, mostrarla en su propuesta de liderazgo. Este líder del que hablamos, cuando les correspondió tomar la lucha armada y clandestina lo hizo; cuando vio que la lucha era distinta, más democrática, menos violenta, de mayores ideas y menos fuerza, dio el saltó y cambió; supo pasar la lucha opositora desde los partidos, para hacerlo desde las ideas a través de los medios comunicación.

Saberse quien es: En una oportunidad le escuché que en el 1983 no había nadie quien tomará la candidatura del MAS para las presidenciales, así que le tocó hacerlo sabiendo que no ganaría. Como líder estaba claro cual era su rol, y asumía los designios del camino político con claridad meridiana, sabiendo cual era el llamado del momento. Cuanto se necesita de esto en los líderes de hoy.

Influenciar sin popularidad: Teodoro fue de esos líderes que generan influencia en el colectivo, y que no son ni tan queridos ni tan odiados por las masas, su popularidad era minúscula si se cuenta por sus resultados electorales (la veces que fue candidato); pero su coherencia, vehemencia y pasión por los ideales que defendía eran de tal volumen, que sólo restaba asentar y seguirle. Él sabía que su personalidad y su forma de decir las cosas parecían tener cadillos, para los que preferían a los populistas y demagogos, y con ello sabia andar sin complejos.

Fue un socialista soñador que despertó; un intelectual que derivó en la política partidista, y el pensamiento critico lo ayudó a escaparse de la prisión llamada: Politiquería. Un economista que se ahorró dolores de cabeza, usando la opinión para decir las cosas “Tal cual” eran; o tan solo un líder ecléctico que sentía a “Venezuela en la encrucijada” y mostraba con su ejemplo que: Sólo los estúpidos no cambian de opinión.

Amancio Ojeda Saavedra
@amanciojeda

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