Ya no era la misma
Comenzó la mañana con ese dolor intenso que la
aturdía. Era como habitar en algo que se despedazaba. Ya no era la misma, su
apariencia sólida y atractiva había dado paso a esa forma indefinible y
distorsionada en la que se había convertido.
Siempre se creyó impenetrable y en su soberbia,
se oponía a toda capitulación. No aceptaba estar así, casi abierta, derramada,
mostrándose desde la fragilidad de su centro.
Pero era inevitable. Todo en ella estaba roto.
Partida desde adentro, ya no se reconocía a sí misma en su expuesta
reversibilidad. Aquello que en algún momento la hizo sentir fuerte e
inquebrantable, ahora se tornaba en vulnerabilidad. Se sentía sofocada, bajo
tierra.
Así que se rindió, decidió entregarse, abrirse,
desmigajarse, reventarse. Transitar el túnel en cuyo final le esperaría la luz.
¿Cuán misterioso, doloroso, mágico, terrible y milagroso puede ser el acto de
crecer?
Y germinó…
Este cuento es un aporte que hace Marvin de los Angeles Colmenares (@marvindelosangeles) a este sitio. Gracias maestra por tanta sabiduría en tan hermoso relato.
Wow, y germinó, solo el universo sabe! Magnífico Marvin bella, gracias!
ResponderEliminar