Muévete del conflicto


Observo personas y organizaciones que tienen la particularidad de permanecer mucho tiempo en el espacio del conflicto, a tal punto que hacen de esto un mal hábito de práctica cotidiana.

Sólo escuche una discusión y mida el tiempo que se invierte en buscar: las razones, los culpables, defender posiciones e intentar conseguir quién tiene la razón, y si lo compara con el tiempo que se usa para buscar la solución de la situación, podrá notar que el tiempo estéril de la discusión se toma 5 veces más que el tiempo que se utiliza para conseguir resolverlo.

Lo anterior ocurre tanto en personas como en organizaciones, incluso, cosa que es peor, hay quienes provocan el conflicto como sistema de sobrevivencia. Necesitan el conflicto para sentirse vivos.

Personas con una autoestima baja y con altos niveles de inseguridad recurren al conflicto para sentirse reconocidos, atendidos, para llamar la atención con quienes conviven y poder de algún modo decir: ¡Existo!

En las organizaciones, los sindicatos, algunos departamentos, grupos de colaboradores que se agrupan de manera informal, etc. Cuando  se comportan como generadores de conflictos “profesionales”, es para poder decir: ¡Existo!


El conflicto es un desgastante energético y muy mal consejero; por esto me inclino a divulgar la gran necesidad que tenemos de educar a las personas, a ser cada día más conscientes que la actitud que conduce a mejores resultados, es aquella que estimula la creación de soluciones sin la necesidad de agresión.

Moverse del conflicto requiere que...

1. Alguien diga: ¡Alto, demos un paso hacia la solución!

2. Se comprenda la dimensión problema y las verdaderas necesidades de los actores.

3. Una de las partes haga una pregunta inteligente, en busca de la solución como: ¿Qué solución a este conflicto te haría sentir que ganas y que yo no pierdo?

4.  Evitar a toda costa regresar a temas que ya fueron lo suficientemente conversados, en términos poco afables y que sólo retrasan la solución.

5. Cuando una de las partes insiste en mantenerse en el conflicto, hacer alto a la conversación y crear un nuevo espacio en otro momento.

Sin importar en la posición que estemos, el rol que juguemos, la necesidad que tengamos, lo ofendido que nos sintamos, lo injustamente mal tratados que creamos que estamos siendo, etc. Lo que nos ayuda es la solución, allí debemos poner la mirada y la energía.





Amancio E. Ojeda Saavedra 
@amanciojeda 
amancio@alianzas.com.ve

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