El Maná de la Excelencia Organizacional


Toda organización que aspire a tener resultados positivos en todos los sentidos (productividad, calidad, clima organizacional, ventas, desarrollo, innovación, etc.) debe tener claro cuál es su “Maná”.

Se conoce el Maná como el alimento enviado por Dios todos los días (menos los sábados) durante la estadía del pueblo de Israel en el desierto; también se encuentran referencias (Según los Judíos) que el Maná tenía el sabor y la apariencia de aquello que uno más deseaba.

Las organizaciones hoy necesitan tener identificado claramente cuál es su Maná o alimento, que de manera “divina” inspire a su equipo a la búsqueda de la excelencia.

Son muchas las empresas u organizaciones que se alimentan del medio, de las oportunidades del mercado, de los conflictos de sus competidores, de la demanda natural de un servicio o producto. Lo  anterior sólo arroja resultados promedio; para tener resultados superiores se requiere una inspiración mayúscula, se necesita el Maná. 

Donde conseguirlo 
La primera fuente de inspiración de una organización se encuentra en su propósito, en ese elemento  que da origen y  sentido  a tener un equipo  de gente haciendo  algo, que debe ser más poderoso que producir rentabilidad para sus miembros y socios.

La misión y visión de la organización son parte de ese Maná necesario, son los que nos dicen junto a los valores compartidos,  que es el lugar donde se desea pertenecer y donde se quiere permanecer para hacer cosas que no  se harían y lograrían en otra parte.

El liderazgo funciona como  otro factor fundamental para inspirar y comprometer voluntades; el líder tiene  la tarea de hacer que la gente consiga, todo lo valeroso de la organización, todo  el  aporte que la persona puede dar a la organización más allá de lo ordinario y normal, y como resultado, esa persona recibirá beneficios y  desarrollo que se ajustan a su necesidad real.

Así que cuando se piense en tener una organización de excelencia, se debe tener claro que el liderazgo a través de un propósito  y unos valores claros, harán que la gente se inspire y busque resultados extraordinarios, como quien disfruta el Maná.



Amancio E. Ojeda Saavedra 
 Alianzas de Aprendizaje 
Twitter: @amanciojeda     




Comentarios

  1. Amancio: Excelente este artículo, te voy a dar una opinión muy partícular de lo que yo veo:
    1. El Maná llovía del cielo para que los hebreos pudieran comer en el desierto, este proceso lo veo yo como el período de transición de una empresa, donde habia una manera de trabajar (el Egipto) y se busca mejorar los dividendos de la empresa (La tierra prometida), el desierto es la manera de como ir de un estado a otro y el maná sería las acciones de productividad, calidad, clima organizacional, ventas que mantedrán a la empresa durante este período de constante cambios hasta ajustarse.
    2. El Maná a medida que pasaron los años, se convirtió en un problema, ya que la naturaleza del hombre es la maldad (parafraseando a TOMAS HOBES), entonces comenzó a quejarse, y empezó a pedir carne y Dios le mando cordonicez hasta saciarse y vómitar, pero esa rebeldia les costo que esa generación muriera antes de entrar a la tierra prometida. Lo visualizo como las empresas que se estancan y el clima organizacional se ensombrece y comienza los problemas interno y se pierde la fe, entonces cuando lleva a ocurrir el despegue economico-productivo, la demanda es tal que se satura y son incapaces de cubrirla y disminuye la calidad, trayendo como consecuencia perdidas a la empresa por que los producto o servicio que presta la empresa ya no gusta al consumidor, teniendo que reformar los procesos.
    3. Para la conquista de la tierra prometida se necesita más que el Maná, se necesita el sometimiento santo a la Autoridad de Moises delegada por Dios, vencer la idolatría y la murmuración. Visualizo el desierto como un proceso donde la empresa va limpiando los viejos vicios, el Maná representa los elementos de cambio que poco a poco se van insertando en la empresa bajo una autoridad delegada donde el recurso humano debe obedecer sin quejas, ni murmuraciones porque se rompería la armonia funcional del sistema, donde los viejos paradigmas (idolatria) son los que nos impide ver más allá de lo que el horizonte nos permite. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
    Isaías 55:8. DGH

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  2. Excelente articulo al igual que los comentarios de anonymous. En la empresa que laboro vivimos esos escenarios actualemente aNONYMOUS: SALUDOS PARROQUIANO.

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